LA REPRESIÓN AL AMOR (relato)
Les voy a contar mi historia, me llamo Alejandro, tengo 53 años, estoy casado hace diez años y tengo un hijo que se llama Lautaro, vivo en el barrio de flores. Pero en realidad esta no es la historia más importante de mi vida, la historia mas relevante de mi vida fue cuando tenía 20 años. Corría el año 1978, en el año del mundial de fútbol en mi país, era la primera vez que se realizaba el mundial de futbol en la argentina, toda la gente estaba muy concentrada y en todos lados se hablaba solamente de ese tema, dejando de lado otros temas. Yo estaba en el segundo año de periodismo, me iba muy bien, ese año tenia pensado sacar la mayor cantidad de materias posibles. En esa fecha justo se iba a cumplir tres años de haber conocido Cintia, ella era una muchacha muy bella por donde se la mirase, era una de esas mujeres que cualquier hombre se daría vuelta a mirarla y a decirle algún piropo. Nosotros nos conocimos el ultimo año de la secundaria, íbamos al mismo curso, ella entró al colegio el último año, cuando ya estábamos terminando, al comienzo casi ni nos hablábamos, a mi me gusto desde el primer día que la vi pasar por la puerta, a todos mis compañeros le pasó lo mismo. Después fueron pasando los meses y nos fuimos conociendo mas y mas, nos contábamos todo sobre nuestras vidas, ella después de terminar el secundario empezó a estudiar profesorado de lengua y literatura, Cintia venia de una familia muy solidaria, todos los años juntaban ropas y llevaban a hogares que lo necesitaban, yo no era muy solidario, pero siempre tuve esas ganas de hacer algo por los demás. El primer año que empezamos a salir fuimos dos veces a llevar útiles, ropa, comida, y todo lo que pudimos a un hogar humilde de villa ballester, en el mismo barrio que vivíamos, juntamos todas las cosas que podíamos, pidiendo ropas, útiles y lo que puedan a vecinos del barrio y a familiares nuestros, así fue como juntamos muchas cosas, el padre de Cintia tenia una camioneta, y él nos iba ayudar a llevar las cosas, ese día es totalmente inolvidable en mi vida, era la primera vez que realizaba algo por los demás y la verdad es que me llevé un gran recuerdo y con muchas ganas de volver. Entonces decidimos para el año siguiente hacer algo igual, pero poder juntar mas cosas y poder llevar a otro lugar donde también necesitaran cosas. El 11 de abril de 1978, ya habíamos organizado todo para llevar las cosas a un hogar carenciado, habíamos empezado a juntar las mercaderías con mas tiempo y un poco mas organizado que las veces anteriores, esta vez juntamos casi el doble de mercaderías que la última vez. Estábamos esperando que venga el papá de Cintia con la camioneta para subir las mercaderías en mi casa cuando de repente miré por la ventana y un falcon verde se frena bien en frente de la puerta, yo al comienzo muy inocentemente pensé que eran personas que venían a traer mas cosas para donar, pero cuando vi que se venían acercando mas, me di cuenta que no, bajaron dos hombres con armas, entraron rompiendo todo, golpearon a Cintia y a mi y nos metieron en el asiento trasero del auto, nos habían tapado la cara y la boca, yo estaba muy asustado y no quería que le hagan algo a ella, después de varias cuadras siento que la bajan a ella y la llevan a otro auto, en ese momento pensé que a mi a unas cuadras también me estaban por dejar ir, que era solo para asustarnos, pero el tiempo seguía pasando y yo seguía allí. Pasaron varias cuadras cuando siento que bajamos, todo el tiempo me trataron mal y no paraban de pegarme cada vez que podían, quería pensar que después de varias cuadras y después de varios golpes me iban a bajar, pero no fue así. Me bajaron del auto, estaba tan golpeado que me costó mucho bajar del auto y también me costaba caminar. Me hicieron entran en un lugar, que por el olor a lugar abandonado y porque me hacían pasar por puertas parecía una casa, tenia varias piezas al parecer, en unas de estas piezas me habían puesto a mí, después de varias horas de estar sentado en este lugar, bastante golpeado y muy dolorido, llega una persona que me empieza a insultar y me decía que confiese todo lo que sabia, yo no sabia que decirle, lo único que le dije fue que no tenia nada que ver con nadie y que se habrán equivocado de persona, el no me quiso entender y empezó a golpearme, después se fue y me dejo hay tirado, yo pensaba que después de eso se iban a dar cuenta que se equivocaron de persona y me iban a dejar ir, pero la verdad es que esto no sucedió. Una semana estuve en ese lugar, en esa semana pase los peores momentos de mi vida, todos los días venia una persona que me torturaba para que hable, me pegaban todos los días y hasta llegaron a usar la picana eléctrica sobre mi, nos daban de comer, pero la comida era muy poca y la mayoría de las veces estaba en mal estado. Todos los días que estuve hay pensaba que pudieron haber hecho con Cintia, mira si esta en el mismo lugar, mira si esta acá a lado y yo no lo se, todo eso me ponía a pensar, también en mi familia, mi madre debe estar recorriendo todos los lugares buscándome, o habrá pensado que nos fugamos con Cintia para ya no volver nunca mas, todos estos temas me carcomían la cabeza, todas las noches soñaba con que me iban a dejar ir y que volvería a ser libre. Una vez me pude sacar el vendaje que tenia en la boca y en los ojos, ese día volví a ver la luz, a lado mío estaba una persona, lo ayude para que también se pudiera sacar el vendaje, con el pude hablar un poco, se llamaba pedro, él y yo estábamos tan asustado que no pudimos hablar tanto, a parte a los pocos minutos vino una persona que nos había escuchado hablar, la verdad es que después me arrepentí mucho de haber hecho eso, porque me habían pegado mucho mas de lo que venían haciendo. Al séptimo día, ya estaba pensando que no me iban a dejar ir mas, y que iba a terminar muriendo en aquel horrible lugar, todo eso me ponía a pensar, estaba muy flaco, estaba muy sediento, ya no tenia mas fuerzas para seguir, tenia ganas de dormirme y no volver a despertar mas, o si me levantaba, que sea en mi casa y con Cintia. A los cinco días más o menos, porque los días eran muy difíciles de llevar, vienen esas personas que nos torturaban y nos agarran a todos y nos llevan, yo escuchaba como los otros pibes gritaban del susto, por los gritos calculo que había unas 4 personas mas, yo pensé que nos estaban por dejar ir, pero eso no sucedió. Nos llevaron al patio de este lugar, nos dijeron que nos pongamos contra la pared, todo el tiempo insultándonos, nos decían a todos que confesemos, que nos dejemos de joder y que digamos lo que sabemos, ninguno de los que estaban ahí decía nada, nunca le pude ver la cara a ninguno de ellos, ya que todo el tiempo estuve con la cara vendada. Cuando estábamos todos contra la pared, venia un hombre y nos decía que digamos todo, nos trataban de zurditos de mierda, al primero que hicieron preguntas le dijo que no sabia nada, el segundo tampoco, después llegó a mi, estaba muy asustado, y al preguntarme tartamudee y le dije que yo no tengo nada que ver con nadie, y pasaron al que estaba a lado mío, era pedro, con el que había podido hablar, lo reconocí por la voz, él se puso mas nervioso que yo, no le contestaba ni una palabra, y le dijeron. – vení pibe para acá. Después nos llevaron a todos al mimo lugar donde estábamos, y a aquel pibe no lo volví a escuchar más. Al séptimo día, que llevaba ahí, entra una persona que me dice, dale prepárate que te vas de acá, en ese momento me sentí muy feliz, ese momento no me lo voy a olvidar nunca. Salí y me volvieron a meter en el asiento de atrás de un auto, estaba un poco asustado todavía, porque pensaba que me podían llevar a otro lugar y torturarme todavía mas, o que me dejen en un escampado y fusilarme, en ese momento se me cruzaban miles de cosas por la cabeza. Después de varios minutos de viaje, me dejaron en un descampado, por suerte todo lo que me imaginé no ocurrió, lo único que me dijeron cuando me dejaron fue. – pibe caminá derecho, no mires para atrás y no te saques la venda, porque o sino te hacemos boleta. Por supuesto que les hice caso en todo lo que me habían dicho, camine varios minutos sin sacarme la venda de la cara, estaba descalzo y mis pies me dolían mucho, porque era una calle de tierra, era un lugar muy silencioso, no se escuchaba nada, solo el ruido de algunos grillos y de otros animales, después de caminar varios metros me saque la venda, en ese lugar estaba muy solo, hasta que fui caminando, y encontré una casa, en esta casa me hicieron entran, estaban un poco asustado, porque parecía un pordiosero, estaba muy flaco y muy barbudo, en esa casa de dieron de comer, me dejaron llamar a mi casa, mi madre se pudo muy contenta al escucharme, esa noche pase en esa casa por que estaba muy lejos de la mía y lo mejor era descansar. Al otro día Me reencontré con mis padres, mi madre se puso muy contenta y mi padre también, mi madre me contó que recorrió todos los hospitales y todas las comisarías preguntando por nosotros, le pregunte si sabia algo de Cintia, y me dijo que no, pero ese mismo día salimos a buscar información sobre ella, y así seguimos toda la semana, todo el mes, todo el año, y no sabían nada de ella. Hoy después de varios años, ya no nos dan muchas esperanzas, pero todos los días cuando miro por la ventana, me imagino que va a frenar aquel falcon verde y me va a devolver aquel gran amor.
Escrito por Braian seyfarth